
Para 1736 llega el café a Puerto Rico, desde República Dominicana. Nos cuenta el artículo de Adictos a Descubrir del 17 de marzo de 2015 publicado en internet, que en Puerto Rico el cultivo del café fue muy aceptado. Los municipios que se beneficiaron de este impulso económico fueron aquellos ubicados en la zona central del país, donde se establecieron las haciendas de café. Emigrantes españoles se internaron en los campos montañosos de Ciales intensificando la siembra del preciado grano. El café se convierte en el líder de la economía dejando atrás a la caña de azúcar. En el siglo 19 el café en Puerto Rico se convirtió en uno de los mejores del mundo. En la década de 1880 Puerto Rico se posicionó como el cuarto exportador de café más importante de las Américas y como uno de los primeros productores de café a nivel mundial. A esta época se le denomina como la época de oro del café en Puerto Rico. El 41% de la tierra estaba destinada al café y existían aproximadamente 875 establecimientos ubicados principalmente en los pueblos del centro de la isla. Para el comercio europeo el café puertorriqueño era de gran interés.
En el 1897 el auge del café disminuyó por la sobreproducción mundial, hizo que los precios altos cedieran ese año. Aunque su producción bajó se ha mantenido como una fuente de riqueza. Según el censo del año 2000, en el presente contamos con 21 municipios productores de café, y unas 68 marcas registradas en nuestro país.
Nuestra isla lleva produciendo café por más de 200 años, dejando marcas económicas y culturales. Según artículo del periódico Índice el 10 de septiembre de 2015 (http://www.indicepr.com/elnorte/noticias/2015/09/10/48654/cafe-con-historia/), es en Ciales, donde se albergan los únicos comprobantes de venta de café boricua a la Ciudad del Vaticano. La historia de Puerto Rico como uno de los principales exportadores de café de alta calidad en el mundo es validado por cientos de documentos que existen aún en la actualidad en nuestro pueblo. El café Cialitos fue un ejemplar que desde 1933 se posicionó como la tercera y cuarta marca en la venta del grano en la Isla hasta que cerró sus puertas en 1997. Desde entonces es en Ciales donde se guardan exquisitas piezas y documentos antiguos como prueba de este periodo.
Según información obtenida por proyecto salón hogar (http://www.proyectosalonhogar.com/El_Cafe/Indice.htm) y el servicio de extensión agrícola de Puerto Rico, en nuestro país según el censo del 2000:
- 21 – existen Municipios productores de café
- 381,050 – Habitantes en los municipios cafetaleros (Censo 2000)
- 25,000 – Trabajadores directos
- 9,500 – Agricultores
- 118 – Beneficiadores
- 38 – Torrefactores
- 68 – Marcas de café registradas
- 393,906 quintales – Consumo aproximado de café en Puerto Rico (2004-05)
- 9.43 libras – Consumo per cápita
De los 393,906 quintales antes del Huracán María se producían de 35 a 40 quintales en la isla. El resto era importando desde México normalmente arábico y a su vez Méjico compra a países como Indonesia. En la antigüedad en Puerto Rico una cuerda de terreno tenía la capacidad de producir 20 quintales de café. Previo al Huracán se producían aproximadamente de 5 a 7 quintales de café por cuerda. Es por esta razón que el Servicio de Extensión Agrícola de Ciales está mano a mano orientando a través de talleres a los agricultores/caficultores para fortalecer la producción del café en nuestro Pueblo desde el punto de vista de: tipo de terreno y sus necesidades, proceso de cultivo, manejo de la cosecha, el proceso en el beneficiado y torrefacción con el propósito de perfeccionar cada uno de estos renglones y poder llevarlo a un nivel de producción como en los pasados tiempos.
Según reveló el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico a El Sentinel, luego del paso del Huracán Maria por la isla, el valor de las pérdidas en la producción agrícola de café sumó sobre $12 millones entre los 45 pueblos que reportaron. Los municipios más perjudicados fueron Adjuntas con casi 3.3 millones, Lares con 1.7 millones y Utuado con $1.1 millones en pérdidas. El sector Agrícola se unió para levantar nuevamente la industria. Esto ha sido clave -además de las ayudas federales- en el resurgir de la industria”, dijo, por su parte, la presidenta del sector del Café en la Asociación de Agricultores de Puerto Rico, Iris Jannette Rodríguez al periódico El Senitel. Hoy día existen en Ciales varias fincas productoras de café. De aquí nacen variadas marcas como: Café del Alba, Café Don Pello, Café El Cialeño y Café Cibales.
La Casa Pintueles
(Por Lcdo. Manuel Martin Maldonado)
Referencia: http://ciales.tripod.com/pintueles2.html

Durante la segunda mitad del siglo XIX gran parte de la actividad comercial y económica de la isla estaba regida por poderosas casas comerciales. Estas funcionaban en la mayoría de los pueblos del interior del país donde se desarrollaban y desenvolvían a la par con el proceso agrícola y ganadero.
Para mediados del siglo XIX más de la mitad el territorio del país se conservaba como bosques y la agricultura del interior sufría una transformación de una agricultura de consumo a una agricultura para la producción de café para la exportación.
Gran parte de la agricultura se desarrollaba a través de las famosas haciendas, grandes centros agrícolas con extensiones entre 500 a 1,000 cuerdas. Aunque un gran número de puertorriqueños se dedicaban a la agricultura en pequeños predios, las grandes haciendas estaban en manos de mayorquines y canarios, quienes se dedicaron principalmente a la agricultura. En este ambiente allá para los años 1850 se establece en Ciales un asturiano de nombre Manuel Fernández Alonso quien fundó la primera casa comercial dedicada a la exportación de café.
El establecimiento de esta casa dio paso a la fundación de la Casa Pintueles, un emporio comercial del país. Las facilidades de la Casa ocupaban casi el centro del pueblo. Estas consistían en las oficinas principales, la tahona con sus grandes bombos y maquinaria movida a vapor, los almacenes, las cuadras y talleres, la residencia principal del dueños frente a la tahona y los albergues para empleados.
Para principios de siglo la producción de café había tomado auge. La Casa Pintueles mantenía sus agencias comerciales en la Habana, Valencia, Barcelona y otras ciudades en Europa. Cuando uno de estos agentes hacia una orden (200 sacos de café de 100 kilos), y esta se confirmaba por cable, dependiendo del volumen de la orden, se movilizaba toda la organización de la Casa para cumplir con el embarque. Se enviaban compradores a los distintos barrios, se le echaba más leña a la caldera para mover los bombos, se reclutaba más personal (50 a 100 mujeres) para el escogido, pulido y envase del café hasta que finalmente estaba listo para salir en los grandes carretones tirados por mulas hasta tomar el tren en Manatí con destino a los muelles de San Juan y de allí a Europa. Eran los tiempos en que el café de Puerto Rico se cotizaba como el mejor café, cuando la cocina del Vaticano se suplía del café selecto de Puerto Rico y en Barcelona y en Madrid se pregonaba con orgullo que se vendía café de Puerto Rico.
Al retiro del fundador, Fernando Pintueles amplió y diversificó las actividades de la Casa. Se estableció un almacén y tienda de comestibles y mercancías. En ella se encontraban diversos productos y artículos de consumo para las Haciendas, como quinqués, azadas, machetes, picos y sogas. Todo tenía un sitio en la tienda; los barriles de bacalao y tocino, las ristras de ajo, las estibas de arroz y los fardos de tasajo. De el almacén se surtían a su vez las tiendas de las Haciendas y era frecuente ver en la calle frente al almacén los trenes de 10 a 15 mulas descargando café y otros productos para regresar cargados de arroz, bacalao, tocino y otros comestibles.
Al transcurrir los años los negocios de la Casa llegaron a incluir además de la crianza y venta de ganado, negocios de café, compra y venta de productos del país, tienda de comestibles y mercancía y despalillado, escogido y venta de tabaco a los Estados Unidos.
Al producirse la primera guerra mundial los negocios de la Casa florecieron lográndose grandes ganancias. Llegó el año 1918 con su gran depresión, los mercados mundiales se cayeron y se suspendieron las órdenes y embarques. Varios lotes de tabaco que se encontraban en los muelles de New York no fueron levantados por sus comparadores. La Casa perdió grandes cantidades de dinero al tener que subastarlo por mucho menos de su valor.
Ante esta crisis, Don Fernando, sintiendo ya el peso de los años, decidió hacer su último viaje a Puerto Rico para salvar todo lo que fuera posible de la empresa. Haciendo muestra del vigor y la determinación de sus mejore años, reunió a los interesados y empleados de la Casa y después de analizar la situación les dió instrucciones de que prepararan sus monturas y partieran a los distintos barrios para visitar las haciendas y gestionar el cobro de las cantidades adeudadas. Por espacio de meses los cobradores de la Casa visitaron a los distintos hacendados, viendo cuanto café o ganado había disponibles. Los trenes de mulas bajaban de los campos cargados de café, así como peones trayendo ganado para abono a las cuentas. Se superó la crisis; pero la casa no recobró el auge de los mejores tiempos. Don Fernando volvió a España para no regresar. Elías Torre y su familia habían marchado antes, tratando de mejorar de un delicado estado de salud del cual no recuperó.
La Casa quedó en manos de algunos interesados quienes al ver perdidas sus ganancias se dedicaron a otras empresas. Uno de ellos permaneció actuando casi como un síndico liquidador, hasta que finalmente, habiéndose desprendido de las propiedades que quedaban, la Casa desapareció. Aún permanece en Ciales la Casa solariega.
Otras referencias:
https://www.elnuevodia.com/entretenimiento/cultura/nota/unlargodeclive-625172/
http://ciales.tripod.com/pintueles2.html
http://www.forumdelcafe.com/sites/default/files/biblioteca/f-44_casa_pintueles.pdf