Desde pequeño Carmelo veía como su papá trabajaba con gabinetes, muebles, camas, juegos de cuarto, tablilleros y lo ayudaba. Siempre cogía los pedazos de madera cuadrados y los hacía redondos con una navaja y lija. Su papá tenía un torno para madera y un día le preguntó qué era y cómo se utilizaba. Desde ese entonces, cuando su papá le explicó, sintió la inquietud de aprender a utilizar el torno. La primera pieza en el torno fue una maceta para el pilón de su mamá que se le había roto. Luego, continuó haciendo gabinetes, tablilleros y muebles. En el 2007 se certificó como artesano en madera torneada.
Más adelante comenzó a trabajar con instrumentos de percusión como panderos, bongo, barriles de bomba, en la cual también se certificó.