Desde los diez años Javier hacía las notas para los clientes de su papá y les facturaba. La confianza dentro de la familia era tan grande que Javier a su corta edad, era el encargado de hacer el “mandado” de los depósitos del negocio en el banco.
Su papá Fernando “Nando” Otero siempre quiso tener un aserradero y para el año 1977, se le dió esta oportunidad. Como en toda familia siempre ocurren sus etapas de altas y bajas económicas, la familia de Javier tuvo un momento económico difícil para el 1988. Javier recién graduado de cuarto año decide apartar la formación educativa y trabajar de lleno con su papá en el aserradero. Pero cuando la bendición de Dios está con la familia no hay nada que temer y nos cuenta que en una ocasión hubo un Pastor al que no conocían que llegó hasta él y su papá y les dijo que había sido enviado precisamente para hacerles una bendición. Así la recibieron y en poco tiempo el negocio empezó a prosperar.
Hoy día Javier lleva 37 años trabajando con la madera. Con ella ha creado muebles, mesas, pilares de camas. El aserradero suple a muchos artesanos que lo visitan de diferentes partes del país para adquirir madera de calidad.